La ecuación de Drake fue formulada en la década de los 60 por el ahora profesor emérito de astronomía y astrofísica de la Universidad de California Santa Cruz (UCSC) el doctor Frank Drake, en un intento para cuantificar el número de mundos de la Vía Láctea que podrían sostener civilizaciones extraterrestres. Aunque sus resultados fueran erróneos, ofrece un concepto de trabajo para los astrónomos. Ahora, científicos de la Open University están trabajando para crear una ecuación que cuantifique matemáticamente un potencial hábitat para albergar vida.
Frank Drake y su famosa ecuación
"Ahora, no existe una forma de comparar directamente la potencialidad de distintos ambientes para sostener vida. La definición clásica de un ambiente habitable, se refiere a uno o que tenga la presencia de un solvente, por ejemplo agua; disponibilidad de los materiales básicos para la vida; condiciones benignas de algún tipo en cuanto una fuente de energía. Por lo cual tendemos a definir un lugar como "habitable" si recae en un área donde estos criterios se intersectan en diagramas de Venn", explicó el experto Axel Hagermann de la Open University.
"Esto funciona bien para ejemplos específicos, pero no nos da una forma cuantificable de comparar exactamente si un ambiente es más habitable que otro, lo que creo que es muy importante", añadió Hagermann, antes de presentar la idea ante el Congreso Europeo de Ciencias Planetarias que tuvo lugar en Potsdam, Alemania. Junto con su colega el profesor Charles Cockell, Hagermann pretende crear la primera descripción matemática de todas las variables necesarias en un ecosistema, de forma que pueda soportar alguna forma de vida tal y como la conocemos.
"La radiación electromagnética puede parecer sencilla de cuantificar en lo que se refiere a longitudes de onda y julios, pero existen muchas cosas a considerar en cuanto a la habitabilidad. Por ejemplo, mientras que las longitudes de onda visibles e infrarrojas son importantes para la vida y los procesos como la fotosíntesis, los rayos ultravioleta y la radiación X son dañinos. Podemos imaginarnos un planeta con una atmósfera tenue que permita pasar parte de esta radiación dañina, tendría que existir una cierta profundidad en el suelo donde la radiación "mala" pueda absorberse, pero la radiación "buena" pueda penetrar. Estamos intentando definir esta región habitable óptima de una forma que podamos decir que sea "tan habitable" o "menos habitable" que un desierto en Marruecos, por ejemplo", añadió Hagermann.
Los expertos reconocen también que podría no desarrollarse nunca una ecuación compleja, e incluso si se pudiera, tal vez no pudiera predecir exactamente nunca todos los factores implicados en el sostenimiento de vida en un planeta o luna. Pero intentarán ajustar estos requisitos tanto como sea posible, con esperanza de poder ayudar a la comunidad astronómica y a los políticos para establecer objetivos para futuras misiones espaciales.
"Este tipo de índice tiene el potencial de ser una herramienta valiosísima cuando comenzamos a comprender más sobre las condiciones necesarias para la vida y su evolución, de manera que encontramos más lugares en nuestro sistema solar y más allá que pueden ser habitables", concluyó Hagermann.
Nuestra Galaxia puede albergar miles de millones de "Tierras"
Con el próximo lanzamiento en marzo de la misión Kepler en búsqueda de planetas extrasolares, existe mucho revuelo acerca de la posibilidad de encontrar planetas habitables fuera de nuestro sistema solar. Kepler será el primer observatorio espacial con la capacidad de encontrar planetas tipo Tierra e incluso menores. Durante la última reunión de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (ASSS) en Chicago, el doctor Alan Boss ha captado la atención de numerosos medios por decir que podrían existir miles de millones de planetas tipo Tierra tan sólo en la Vía Láctea, y que podríamos encontrar un planeta como la tierra orbitando en una gran parte de estrellas del universo.
El Dr Boss declaró en una entrevista a este respecto: "Existen en unas docenas de estrellas tipo sol en un radio de 30 años luz del Sol, y yo creo que un buen número de ellas, quizás la mitad podrían tener planetas tipo Tierra. De forma que creo que hay una buena probabilidad de que podamos encontrar planetas tipo Tierra a 10, 20, o 30 años luz del Sol".
Dr. Boss es un astrónomo de la Carnegie Institution del departamento de Magnetismo Terrestre, y es autor del libro "Crowded Universe", que trata el tema de la probabilidad de encontrar vida y planetas habitables fuera de nuestro sistema solar.
Boss añadió: "no solamente existen probablemente planetas habitables sino que van a estar habitados. Pero yo creo que lo más probable es que las "Tierras" cercanas estén habitadas con organismos que quizá sea más parecidos a los que existían en la tierra hace 3000 o 4000 millones de años". En otras palabras es más probable que las formas bacterianas abunden, que las formas avanzadas de vida extraterrestre.
Este tipo de planteamientos sobre la existencia de la vida extraterrestre (y la vida inteligente extraterrestre) recae dentro del paradigma de la ecuación de Drake. Esta ecuación llamada así en honor a su creador Frank Drake, que incorpora todas las variables que deberían ser tomadas en cuenta cuando intentamos calcular el número de civilizaciones tecnológicamente avanzadas en el universo. Dependiendo de los números que introduzcamos en la ecuación, las respuestas pueden variar desde cero a varios billones.
Existe una amplia especulación sobre la existencia de vida en nuestro universo. Pero hasta la fecha el cuerpo más cercano a lo que consideramos un planeta tipo Tierra fuera de nuestro sistema solar es CoRoT-Exo-7b, con un diámetro de algo menos del doble del de la tierra.
El cálculo especulativo del doctor Boss y otros serán puestos a prueba al final de este año cuando el observatorio espacial Kepler empiece a funcionar. El lanzamiento de la misión Kepler está programado para el nueve de marzo de 2009, la misión empleará un telescopio de 95 cm de diámetro para observar una parte del cielo que contiene unas 100.000 estrellas durante toda la misión, que se espera que dure al menos tres años y medio.
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