Cuando los emperadores se cansaron de ser nómadas.
Hablar de castillos no es nada espectacular, ya que hay miles de ciudades que cuentan con uno, en mejor o peor estado, pero si hablamos de África, la cosa cambia, y que allí haya no uno, sino una ciudad llena de castillos, si que sorprende. La ciudad se llama Gondar, y se encuentra en Etiopía.
Por lo general las ciudades de África, no tienen construcciones antiguas debido al carácter nómada de sus gentes, de ahí la gran particularidad de esta ciudad, hoy Patrimonio de la Humanidad” declarado por la Unesco en 1979.
Su peculiar historia tiene su origen cuando un emperador de Etiopía, llamado Alam Sagaz, también conocido como Fasilidas construyó en 1632 el primer castillo en una aldea situada junto al Lago Tana y a las montañas Simen, cansado de esa vida nómada, y para poder descansar durante la temporada de lluvias.
A este refugio del emperador se fueron sumando edificaciones de la realeza y castillos de emperadores posteriores, creándose una ciudadela imperial llamada Fasil Ghebi, dentro de la propia ciudad.
Gondar cobró tal importancia cultural y económica, que fue capital del reino de Etiopía hasta finales del siglo XIX , cuando el poder de los emperadores comenzó a decaer, y fue incendiada en varias ocasiones.
En 1979, y gracias al nombramiento de la Unesco que se fijó en la ciudadela, se comenzó a conservar el recinto de castillos rodeado por una muralla de 900 metros siendo hoy uno de los principales destinos turísticos de Etiopía.
Como curiosidad, los fans de “El Señor de los Anillos”, recordarán sin duda el nombre de Gondor, “La ciudad de piedra” en el idioma élfico que inventó Tolkien, pues el escritor se inspiró en esta ciudad, llamada originalmente Gonder.. Neuschwanstein. Un castillo de cuento de hadas construido por un rey loco
El castillo de Neuschwanstein, o “Nuevo Cisne de Piedra” está encaramado sobre la garganta del río Pollat, en los Alpes Bávaros, con sus pináculos de marfil recortándose sobre un fondo de abetos verde oscuro, nieve o niebla, según la temporada del año, es una monada.Su construcción se inició en 1869, por orden del romántico y excéntrico rey Luis II de Baviera (1845 – 1886), más conocido como el “rey loco” por su carácter un tanto peculiar. Luis II consideraba que todos sus palacios eran lugares sagrados, por lo que su deseo era que a su muerte, fueran destruidos para preservar su pureza. Por suerte no le hicieron mucho caso, ni vivo, ni muerto, y su deseo no fue respetado.
El sueño comenzó durante la infancia de Luis, un niño especial que a los 6 años jugaba con ladrillos, con los que construía castillos, le gustaba disfrazarse y hacer teatro. Durante los meses de verano, la familia al completo se trasladaba al castillo de Hohenschwangau, en Füssen, o “Gran Condado del Cisne” . Su padre, el rey Maximiliano II, había comprado el castillo en 1833, ordenando su restauración con temas de antiguas leyendas medievales. Los muros estaban llenos de pinturas con cuentos de héroes medievales, en especial de Lohengrin, el Caballero del Cisne, que según la tradición había vivido en ese mismo castillo.
Lohengrin se convirtió en una importante figura para la imaginación del pequeño luis. Por los murales supo su historia, el héroe, Caballero del Grial e hijo de Parsifal (Perceval), llegó a Amberes en un barco conducido por un cisne sobre el río Escalda, para luchar por la princesa de brabante, Elsa, acusada de brujería por la malvada hechicera Ortrud. Salvó a la princesa y con ella se casó con una condición, que jamás preguntara por su nombre o su linaje. La curiosidad femenina en los cuentos siempre gana, y la princesa rompió la promesa la noche de su boda, él contestó a la pregunta, pero desapareció montado en un cisne blanco tan misteriosamente cómo había llegado.
El pequeño Luis escenificaba la historia de su héroe en palacio, dibujaba cisnes, su ave favorita, y rebautizó el palacio de verano como Schwanstein, “Cisne de Piedra”, a la espera de construirse el suyo propio (el “Nuevo”). con 18 años se convierte en rey, y el 5 de septiembre de 1869 se colocó la primera piedra de su Nuevo castillo del Cisne de Piedra, Neuschwanstein, en un peñón a kilómetro y medio de Hohenschwangau, en las ruinas de una antigua torre vigía. Contrató a un artista escénico de la corte, Chritian Jank, para que diseñara un castillo de cuento de hadas, inspirado, aunque no se parece mucho, en el castillo medieval de Wartburg, en Turingia.
Así comenzó la construcción de un castillo de cinco pisos, de estilo románico ya que Luis II calculaba por aquella época la historia de Lohengrin, que ya era una parte de sí mismo (en su dormitorio se encontró un disfraz de este personaje entre los objetos personales del monarca a su muerte).
El palacio está lleno de curiosidades. Con 5 pisos, 360 habitaciones, de las cuales sólo 15 fueron acabadas, una moderna cocina con un sistema de calentamiento basado en estudios de Leonardo Da Vinci. La cocina y el comedor están unidos por un ascensor. El castillo tenía calefacción central (que en plenos Alpes se agradece) e incluso contaba con el primer teléfono móvil de la historia, con una cobertura de 6 metros y una completa red eléctrica.
La primera parte que se construyó fue el llamado palas, lo que permitió que el rey pudiera vivir allí durante las obras del resto del edificio. Catorce escultores tardaron cuatro años y medio en completar el dormitorio del rey. El patio principal se basa en el decorado del patio del castillo de Amberes del segundo acto de la ópera Lohengrin de Richard Wagner, el mejor amigo del rey. El Salón de los Cantores es una copia del salón de Wartburg, donde Wagner situó una escena de su ópera Tannhäusser. El Salón del Trono, con un suelo de mosaico de dos millones de piedrecitas y dos pisos de altura, estaría inspirado en la Sala del Grial de Parsifal, con lo que todo queda en familia, ya que Parsifal era el padre de Lohengrin, y el único Caballero de Tabla Redonda que logró encontrar el grial.
Otra curiosidad de este palacio es La Gruta de Venus, una gruta subterránea con un lago navegable, una cascada y una luna artificial, también inspirados en la obra Tannhäusser. El diseño original era demasiado grande para colocarlo es Neuschwanstein, por lo que en éste se colocó una réplica más pequeña. El original se construiría en el castillo de Luis en Linderhof. Tannhäuser fue un poeta alemán del siglo XIII, según la leyenda, encontró el camino hacia el mundo subterráneo del amor y las delicias, presidido por la diosa Venus en una montaña (que la leyenda indentifica como el monte Hörselberg, entre Eisenach y Gotha).
El castillo del Cisne quedó inacabado, los ministros del rey urdieron un complot contra él para declararlo loco. Al vivir en su mundo de fantasía, el gobierno estaba desatendido y las arcas se iban vaciando con las construcciones maravillosas y las financiaciones de óperas. En 1886 lo sacaron de Neuschwanstein y lo encarcelaron en el pequeño castillo de Berg. Dos días más tarde, su cuerpo y el de su guardián, el doctor Gudden, flotaban sin vida en las aguas del lago Starnberg. Oficialmente fue un suicido, considerado el último acto de un hombre cuyo propósito en la vida había sido arrebatado, pero el asunto no está muy claro.
Cuando su prima, y su mejor amiga ya que era la única que le entendía, la emperatriz Isabel de Austria (más conocida como Sissi) recibió la noticia de su muerte, dijo: “El rey no estaba loco; sólo era un excéntrico que vivía en un mundo de sueños”
Actualmente, que no hay tanta imaginación, en este castillo está inspirado (por no decir copiado) el castillo de la bella durmiente, de Disney, y el Castillo de Pandora de los caballeros del zodiaco. Luis se llevó con él su mundo de sueños.
Se dice que ningún otro país del mundo tiene tantos castillos por metro cuadrado como Gales. Desde los fuertes romanos a las plazas normandas, pasando por los bastiones sajones, la historia de Gales se ha escrito en piedra.
Los visitantes no tienen que ir muy lejos para encontrar un edificio en ruinas o un parque medieval. En gales hay aproximadamente 300 castillos que explorar. Una serie de más de doce inquietantes castillos fue construida a principios de 1277 por el terrible Eduardo I para impresionar y finalmente someter (en 1282) a los feroces galeses.
El almenado castillo de Caernarfon, situado sobre el estrecho de Menai, fue construido en un lugar famoso desde los tiempos romanos como puerta a Snowdonia. Era el más grande de los castillos construidos por Eduardo: la residencia real oficial en el norte de Gales y la sede del Gobierno. Sus torres octogonales del siglo XIII todavía dominan el pueblo. Eduardo II nació aquí en 1284 y también aquí se le dio el título honorario de Príncipe de Gales en 1301 como gesto para apaciguar a los galeses: un título que, hasta el día de hoy, se otorga al hijo mayor del monarca inglés reinante.
El edificio ha visto dos investiduras en el siglo XX: la de Eduardo VIII, que fue presentado por su padre, Jorge V, en 1911 y la de S.A.R. el príncipe Carlos, en 1969, esta última con gran pompa y boato.
Bagan se encuentra en la llanura central de Myanmar, Birmania. Antigua ciudad de reyes que entre los siglos XI y XIII compitieron por ver quién construía más templos, más altos, y más dorados, llegando a la increíble cifra de 13000 construcciones. Hoy en día se conservan unas 2500 pagodas. Lamentablemente, la dictadura Birmana parece ser que tiene mejores cosas en las que pensar antes que en la conservación de este histórico y maravilloso lugar y todo el complejo, que ni siquiera está catalogado como Patrimonio de la Humanidad, permanece en un estado extraño de semi-abandono, con alguna restauración esporádica que, según parece, hace más mal que bien a las construcciones.
No se puede decir que Birmania sea un paraíso para los turistas por la inseguridad política y social de los últimos tiempos, pero aún así, los que deciden viajar hasta allí se pueden considerar unos privilegiados por poder disfrutar, prácticamente en soledad, de este increíble lugar.
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