miércoles, 28 de noviembre de 2012

El docente y la cultura

La cultura es el producto del accionar humano, y de su poder creativo y transformador. El hombre crea permanentemente cultura a través de su trabajo, de sus estudios, de su arte y de su ciencia, y las va transmitiendo a través de las generaciones, siendo cada comunidad dueña de una cultura particular, que le da su propia idiosincrasia. Ese conjunto de saberes, producciones y valores, que cada sociedad ha atesorado para que se conserve a los largo de los tiempos, es la cultura que el maestro debe ayudar a sus alumnos a descubrir, y valorar críticamente.

No se trata de adoctrinar, sino de reflexionar sobre nuestros productos culturales y los ajenos, compararlos, y si es posible, mejorarlos. Un maestro que impone contenidos y valores, sin permitir cuestionamientos, estanca la cultura, la cristaliza, y convierte a las nuevas generaciones en esclavos de ideas y pensamientos. Se debe educar para la libertad, para aceptar los valores que se consideran positivos por elección y no por temor al castigo; y si se cuestionan válidamente, saber escuchar, pues tal vez ha llegado la hora del cambio, siempre que los argumentos sean sólidos y legítimos.


El maestro enseña, pero a la vez debe saber escuchar, cada alumno es un ser pensante, que no modelaremos a nuestro capricho, sino que solo orientaremos; poniéndole límites solamente cuando sus conductas afecten a terceros, o a valores universales, como por ejemplo el de la vida.

Recordemos que la cultura avanza y cambia, que los valores pueden cuestionarse y variar su posición en la escala; que el relativismo cultural implica la aceptación de disensos, y que es bueno que los alumnos aprendan a respetar lo diferente; lo que sólo harán si previamente, ellos son respetados.


Los contenidos del proceso de enseñanza aprendizaje son divididos en conceptuales, procedimentales y actitudinales; y son estos los que el docente debe poseer en sentido positivo para poseer enseñar, guiando a sus alumnos a adquirirlos. Si el docente no conoce la materia (contenidos conceptuales) no aporta técnicas para su apropiación (contenidos procedimentales) y no demuestra predisposición para que en el aula reine la armonía, la comprensión, la motivación y la solidaridad (contenidos actitudinales) no se llegará a un resultado satisfactorio y esperado (expectativas de logro).
El docente con su presencia y manera de actuar debe transmitir confianza, pero a la vez autoridad. Confianza para que el educando pueda preguntar lo que no se comprende, para aportar y participar en la clase, para comunicar sus angustias y problemas; pero a la vez autoridad, para poner límites cuando corresponda.

El docente debe esforzarse en ser puntual, prolijo, corregir a tiempo, cumplir con lo que prometió (si pidió una tarea para un día determinado, no olvidarse de reclamarla; si se fijó cierto día para un examen, evaluar en la fecha designada). Eso lo hará creíble y digno de respeto.

Debe siempre estar dispuesto a escuchar y tratar de comprender, sin generar injusticias, pues si siempre disculpa a los que no cumplen sus obligaciones, el resto de la clase que hizo lo asignado se sentirá frustrado. Una buena técnica podría ser, responder: “está bien, trae tu tarea para la clase próxima pero tendrás un punto menos en tu calificación” siempre que el motivo no sea debidamente justificado (enfermedad certificada, deceso de un familiar, etcétera).

El docente debe motivar sin imponer; tratar de despertar el interés por conocer, por descubrir a través del análisis y la investigación, exponiendo la finalidad de cada tarea; pero para ello el propio docente debe estar motivado para enseñar. Si los alumnos lo notan desganado, sentado en su escritorio, esperando que pase la hora de clase; esa será también la conducta de ellos, por imitación, pues las ganas se transmiten y el desgano también.

Nunca debe olvidar el docente que de él depende en gran medida, la formación integral de una persona, y que cada gesto, palabra y decisión, contribuirá a desarrollar su carácter y personalidad.


Es fundamental que en el docente se privilegien los valores éticos, pues debe educar con el ejemplo, y los alumnos no aprenderán de sus dichos sino de sus acciones.

Toda profesión debe regirse por un código de ética, que a veces está escrito y otras, sobreentendido, pero en la función docente que es formadora de futuras generaciones la ética cobra especial relevancia, y si advertimos actitudes reñidas con la ética en las actitudes o las enseñanzas, debemos, como padres, acercarnos al establecimiento escolar y pedir explicaciones; y en caso de no ser escuchados, recurrir a los directivos y, en su caso, al resto de los superiores jerárquicos.

El maestro es un ser humano, y como tal, hay buenos y malos; pero no se puede permitir que quien no tenga incorporada la ética en su conducta individual y social, esté al frente de un curso, destinado a la formación integral de nuestros niños.
Pueden considerarse conductas poco éticas: insultar o maltratar a los niños, denigrarlos, aplicarles castigos innecesarios, predicar ideas reñidas con la moral o la ley, ausentarse de la clase sin motivo, presentarse desalineado, no escuchar los reclamos de los niños, discriminarlos, no respetar las diferencias personales, etcétera.

No debemos temer en presentarnos al establecimiento a hablar con el maestro, pues los padres pueden tener conocimientos tergiversados sobre las actitudes del docente, ya que no están presentes en la clase, y los dichos de los niños pueden ser erróneos, o cambiar ciertas circunstancias para evitar retos familiares o quitarse culpas. Sin embargo, siempre debe escucharse a los niños y dialogar con los docentes y directivos a fin de aclarar los hechos que motivaron la queja del niño (“la maestra me insultó” “me trató de tonto”, “me comparó con otro niño” etcétera).

Si solo se trató de un error el niño, se habrá sentido escuchado y el maestro con derecho a rectificarse o argumentar su actitud; si el hecho resulta comprobado, y hay persistencia en la conducta; se debe preservar ante todo la salud física y espiritual del niño, y accionar reglamentariamente contra el docente.


El aprendizaje apreciativo tiene una gran relación con lo valores y los contenidos actitudinales. Se trata de formar en los estudiantes la capacidad de reconocer y elegir lo que resulta positivo para sus vidas, despertando en ellos sentimientos de admiración, respeto, enojo, alegría, rebeldía, etcétera.

Maravillarse ante una obra de arte o ante la obra de la naturaleza, sentir el placer de una lectura, conmoverse u horrorizarse con ciertos hechos históricos, y admirar otros, etcétera, es aprender con el alma, además de con la mente, lo que construirá a lograr aprendizajes más duraderos, sólidos e integrales, contribuyendo a formar personas plenas, capaces de manejar sus vidas con libertad pero también con responsabilidad y buen criterio.


Se trata de educar y no de adoctrinar, de que sientan rechazo hacia valores negativos, no porque se lo dijimos y los castigamos si opinan lo contrario, sino porque eligieron oponerse a ellos luego de conocerlos y comprender su negatividad; y de que al contrario lo positivo sea parte de sus vidas por su propia elección, porque les mostramos su belleza, su finalidad moral, su importancia práctica, residiendo allí nuestra función docente, en guiarlos en la búsqueda de una escala valorativa que los realice en su dignidad humana.

Para elegir libremente y apreciar lo que descubren, debemos abrir las puertas al conocimiento. Se opta por algo cuando se lo indaga, se lo goza y se lo incorpora como propio porque hace bien. Ya ha quedado atrás, o al menos debiera ser así, que nuestros jóvenes repitan o incorporen sin vivenciar, los resultados de nuestra cultura.

lunes, 26 de noviembre de 2012

La sombra..creencias o temores ??


Historias ancestrales referentes a la sombra.

Muchas de las leyendas y temores de la humanidad están relacionados con una parte intangible que nos acompaña donde quiera que vayamos, la sombra.
Estos temores se remontan a tiempos ancestrales donde la sombra tenía un gran papel en creencias populares. Aquí hay algunas de ellas:
Antiguamente, la gente supersticiosa buscaba en las sombras que proyectaban los troncos que ardían en la chimenea la imagen de una silueta humana sin cabeza. Esto significaba que la persona que la proyectara moriría antes de la próxima víspera de Navidad.
Este era el plazo para los cristianos, pero en épocas anteriores se utilizaron otras fechas celestiales o estacionales. No cabe duda de que las sombras ocupan una parte importante de los miedos relacionados con el cuerpo, ya que su presencia o ausencia, como le sucedía al personaje de ficción Peter Pan, estaba relacionada originariamente con creencias religiosas y paganas.
Las interpretaciones más antiguas del cuerpo y el alma afirmaban que la segunda podía, bajo determinadas circunstancias, abandonar la envoltura carnal y alejarse de camino a la otra vida. También se creía que el alma estaba conectada a las sombras, muchos temían que un ser extraño, como un fantasma, se adueñara de la sombra (y por tanto, del alma).
Una de las circunstancias en las que la persona podía perder el alma sucedía cuando
un vampiro se acercaba por detrás y clavaba la sombra de la víctima en la pared. De este modo, el ente maligno tomaba posesión del cuerpo. Esta situación solo podía solucionarse clavando una estaca en el corazón de la sombra
La sombra de los difuntos también había que protegerla de posibles infortunios. En la Europa medieval existía la creencia de que, si una persona moría por la noche y si su espíritu -o lo que es lo mismo, su sombra- se alejaba, existía el peligro de que cruzara por una extensión de agua -un río, un lago- y no pudiera llegar a la otra vida. En este caso, la sombra volvía al cuerpo de su dueño Y se convertía en un muerto ambulante, una variedad de vampiro. De ahí nació la costumbre de tapar los barriles que contienen agua de lluvia y el afán de algunos pueblos por construir puentes.
Una leyenda africana dice que los integrantes de algunas tribus evitan atravesar un espacio abierto al mediodía por temor a perder su sombra. No sienten temor por la noche, en la oscuridad, al no ver la sombra, porque creen que de noche todas las sombras reposan en la sombra del gran dios y toman nuevo poder. Tras la “recarga” nocturna, vuelven a aparecer fuertes y grandes por la mañana; es decir, creen que la luz del día se come la sombra en lugar de crearla.

El caso es que a lo largo de los años las sombras seguran fascinando y asustando a partes iguales.

Las Hurdes, tierra de misterios

Las Hurdes, tierra de misterios
Estaría bien situarnos un poco en el espacio y en el tiempo en los que sucedieron estos y muchos otros acontecimientos misteriosos en éste inhóspito rincón de la España profunda. Hoy en día, los 600 kilómetros cuadrados que conformaron el “país hurdano”, territorio situado a caballo la provincia de Cáceres y Salamanca, han dado un giro radical en todos los aspectos y para mí personalmente, es una de las zonas más bellas de España. Pero durante muchísimos años, esta zona fue considerada por muchos, (algunos que jamás llegaron a pisarla), como la representación más fiel del infierno en la tierra.

La primera referencia histórica de las Hurdes puede encontrarse siglo XVII en la obra “Curiosa Philosophiae” (”Curiosa filosofía”) del filósofo jesuita Juan Eusebio Nieremeberg, más conocido como el Padre Nieremberg. Éste describió Las Hurdes en los términos desoladores: “Existe en este reino un áspero valle infestado de demonios, un lugar que los pastores creen habitados por salvajes; gente ni vista ni oída, de lengua y usos distintos a los nuestros. Son hombres y mujeres que andan desnudos pensando ser solos en la tierra”.


Típicas calles en las aldeas de la zona que se conservan en su estado original
En 1907, el antropólogo francés Maurice Legendre se instaló entre los hurdanos para escribir su célebre obra “Etude de geographic humaine” (”Estudio de la geografía humana”), un trabajo de investigación que llevó la miseria y la desolación de los hurdanos a los ojos del público mundial en 1909. Desde entonces, decenas de investigadores acudieron a la desconocida región para estudiar aquellos tristes seres desnutridos y abandonados en las agrestes tierras extremeñas.
Escenas del documental de Buñuel, Las hurdes, tierra sin pan.
Así contaba por ejemplo Georges Borrow, en su “La Biblia en España” del año 1921: “No hay tierra como ésta. Tiene sus secretos y sus misterios. Muchos se han perdido en ella y no han vuelto a saberse su paradero. Cuentan que en ciertas lagunas existen horribles monstruos y que en los ásperos valles sólo alumbra el sol a mediodía, reinando las tinieblas el resto de la jornada”.

Vicente Barrantes, explorador extremeño que recorrió las cuarenta alquerías que conformaban las Hurdes, dijo a su vuelta: “En los lugares de acceso a las alquerías cortan el camino los hurdanos. Desnutridos y harapientos, con mirada fija en el suelo, acaban huyendo de modo espantoso, brincando entre los riscos con la agilidad propia de las cabras por mucha que sea su edad. Otros, los más, se retiran asustados a sus inmundos cobertizos, guardando silencio ante la llegada del forastero. Nadie sabe qué edad tiene, ni muchos cuál es su familia. Si así se presentan en los albores del siglo XX ¿Cómo lo harían en 1600?“.

En 1922, el rey Alfonso XIII viajó a Las Hurdes para vivir en su propia piel la desgracia humana. Su visita trajo consigo la puesta en marcha del Patronato de Las Hurdes, destinado a llevar la modernidad a aquel recóndito lugar en ruinas.


Visita de Don Alfonso XIII en su visita a las Hurdes, tras ella, Gregorio Marañón dijo del lugar “aquí la vida es imposible para el hombre”
En 1933 llegaría el polémico documental de Buñuel “Las Hurdes, tierra sin pan”, censurado en España y cuyas estremecedoras imágenes conmovieron al mundo e indignaron a cientos de hurdanos. Y es que parece ser que el director de cine aragonés no se contentó con reflejar la triste realidad de la comarca, sino que se valió de cuestionables estrategias para incrementar el impacto visual y humano de su trabajo. Una de las escenas más conocidas refleja un asno despeñándose por un escarpado precipicio. Lo que ante ojos de muchos espectadores pudo parecer un accidente, en realidad fue un hábil montaje del director cuya víctima fue el indefenso burro: lo abatieron de un disparo cuando se encontraba al borde del acantilado.

Por suerte, esta estampa que es cosa del pasado y tan solo lo más viejos recuerdan las penurias que pasaron en esta tierra de pizarrales, convertida hoy viñedos y tierras de buen ganado. Pero lo que si que perdura de aquellos tiempos son las decenas de leyendas sobre luces misteriosas y aparecidos, sobre maldiciones y encuentros con personajes siniestros y terroríficos y que os iré desvelando en sucesivos posts. No en vano, este territorio ha estado ocupado desde hace más de 5000 años por diferentes pueblos y culturas, y buenas muestra de ello son los numerosos restos arqueológicos en los que antiguas culturas dejaron su huella inscrita en piedra, enigmáticas runas e inquietantes figuras de aspecto humanoide que todavía encierran muchos secretos por desvelar.
Os dejo aquí la grabación de Buñuel, por si a alguien le interesa:

LAS HURDES, TIERRA SIN PAN

Shiban..rascacielos en el desierto

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Rascacielos del desierto
Perdida en algún lugar de los áridos desiertos del Yémen, existe una curiosa ciudad llamada Shiban. La Manhattan del desierto. Pero existe una pequeña diferencia con los gigantes de acero y cristal de la isla de New York, en el caso de Shiban, sus edificios están hechos completamente de adobe. 
Y por sus calles, en lugar de transitar miles de vehículos, tan apenas lo hace algún destartalado ciclomotor y alguna que otra cabra.

Tampoco sus apartamentos gozan de grandes lujos.

Pero lo que sí que es seguro… es que viven más tranquilos y felices.

 
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el ojo de Richat

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La Estructura de Richat es un accidente geográfico singular ubicado en el desierto del Sahara en Mauritania y que ha llamado la atención desde las primeras misiones espaciales porque forma un raro ojo de buey en la monótona extensión del desierto.

Desde la distancia, el aspecto general es el de una gran espiral, como un ammonites gigante en el desierto. La estructura, que tiene un diámetro de casi 50 kilómetros, se ha convertido en un punto de referencia para las misiones espaciales. Hace décadas se consideró como el resultado del impacto de un meteorito debido a su forma circular, pero después de varios estudios se ha demostrado que se trata de una estructura simétrica de un domo anticlinal que ha sido erosionado a lo largo de millones de años, y nos muestra su núcleo. El centro de la estructura está constituido por rocas de edad Proterozoico a Ordovícico, con carbonatos (calizas y dolomías) que contienen brechas silíceas originadas por disolución y colapso kárstico, e instruidas por diques anulares de basalto, kimberlita y rocas volcánicas alcalinas en el Cretácico. Ninguno de los estudios realizados ha identificado evidencias de impacto meteorítico (metamorfismo de impacto). La estructura y su núcleo de brechas se interpretan como la expresión superficial de un complejo magmático alcalino de edad Cretácico que afectó a rocas más antiguas dando lugar a un relleno kárstico de origen hidrotermal.
Posición geográfica (21°7.6′N, 11°24′O).



Estructura de Richat desde Google Maps

Si alejais la imagen vereis como el ojo es visible desde muchísima distancia.
Quien sabe si cuando el mundo duerme, la tierra mira de reojo más allá de las estrellas, donde otra mirada quizás suspire por ella.

Nebulosa Helix, el ojo de Dios.


Tormentas de hielo

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LLuvias heladas

Tormentas de hielo; la tierra queda paralizada a su paso dejando paisajes que bien podrían rivalizar con las imágenes que las sondas espaciales nos mandan de lejanos e inhóspitos planetas helados. Por suerte, en el caso de las lluvias heladas de nuestro planeta, la parálisis de la vida y del paisaje es efímera y tras el deshielo, todo vuelve a su relativa normalidad.
La climatología, y más en los últimos tiempos, se vuelve salvaje e impredecible y el cúmulo de de circunstancias que se deben dar para que se desencadenen según qué fenómenos, es cada vez menos azaroso y mucho más frecuente. Este es el caso de las tormentas de hielo, que año a año parecen aumentar en número y en radio geográfico.

La lluvia congelada es un tipo de precipitación, en el que la lluvia cae desde nubes a gran altura en forma de nieve. Normalmente suele ir asociada a la entrada de frentes cálidos que atrapan a estas nubes en sus estratos más altos, cuando la nieve, en su caída encuentra capas con la temperatura superior a 0º, se derrite, hasta que de nuevo vuelve a entrar en capas con temperaturas inferiores, cuando se vuelve a sobre fusionar. En este estado continúa hasta que impacta contra alguna cosa u objeto, congelándose instantáneamente y, lentamente, moldeando en hielo todo lo que toca.

Fotografías de una tormenta de hielo en China del año pasado:





















Tormenta de hielo en Ginebra (Suiza)









Pese a lo espectacular y bello de este fenómeno, las tormentas de hielo son peligrosas y destructivas. Las carreteras se convierten en auténticas pistas de patinaje en pocos segundos, causando muchos accidentes. El peso del hielo dobla tendidos eléctricos produciendo apagones y averías de suministro eléctrico, parte e incluso tumba árboles gigantescos, caen vallas publicitarias e incluso, como podéis ver, una tormenta de hielo puede llegar a hundir un barco.

Su rango de acción suele localizarse en el hemisferio Norte, Estados Unidos y Canadá son los países que más ice storms contabilizan todos los años, pero el este asiático parece que cada año es más proclive a este espectacular fenómeno. De modo que si van de vacaciones por allí en invierno, consulten el parte meteorológico e imaginen lo que le podría suceder a un avión al entrar en una de estas tormentas.










El planeta sin la capa de ozono

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“El sol causará quemaduras en sólo cinco minutos…”

“Es el año 2065. Cerca de dos tercios del ozono terrestre ha desaparecido. No sólo en los polos, sino en todo el planeta. El tristemente célebre agujero de ozono sobre la Antártida, descubierto por primera vez en los años ochenta, tiene un gemelo sobre el Polo Norte. La radiación ultravioleta (UV) que cae sobre las ciudades de latitudes medias como Washington D. C. [o Madrid] es lo suficientemente fuerte como para causar quemaduras de sol en sólo cinco minutos“.

Así comienza el relato publicado por la NASA con motivo de un curioso experimento llevado a cabo por sus científicos. Y así es, según el relato, el mundo que nos habría tocado vivir en el presente siglo de no haber sido porque 193 países acordaron en 1987 prohibir sustancias químicas dañinas para el ozono en el llamado Protocolo de Montreal.

Paul Newman, científico del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, dirigió el equipo responsable de la simulación de “lo que habría sido” si los clorofluorocarbonos (CFC) y otros químicos no hubieran sido prohibidos entonces. La simulación empleó un modelo completo que incluía los efectos químicos sobre la atmósfera, los cambios en el patrón de los vientos y los cambios en la radiación. El análisis ha sido publicado en Atmospheric Chemistry and Physics.

                   



El mundo que hemos evitado

Han pasado dos décadas desde que se descubrió el agujero en la capa de ozono y se le puso un remedio. “Estamos en el momento de preguntarnos: ¿teníamos razón con el ozono? ¿Funcionó el Protocolo de Montreal? ¿Qué clase de mundo hemos evitado eliminando las sustancias nocivas para el ozono?”, dice Newman, codirector del Panel de Evaluación Científica del Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas.

Los investigadores comenzaron con un modelo de circulación atmosférica que prevé cómo los cambios en la estratosfera influyen en los cambios en la troposfera (las masas de aire próximas a la superficie terrestre). Las pérdidas de ozono modifican la temperatura en distintas partes de la atmósfera, y esos cambios promueven o suprimen las reacciones químicas.

Los científicos incrementaron las emisiones de CFC y compuestos similares en un 3% anual, un índice conservador que sólo representa la mitad de lo que se emitía en los años 70. A partir de ahí, dejaron que el mundo simulado evolucionara desde 1975 hasta 2065.

En 2020, el 17% de todo el ozono ha desaparecido a nivel global, Un nuevo agujero de ozono empieza a formarse cada año sobre el Ártico.

En 2040, las concentraciones globales de ozono caen a los mismos niveles del agujero de la Antártida. El índice de radiación ultravioleta (UV) alcanza el 15 en las horas de máximo calor de un día de verano en las latitudes medias (como España). Actualmente, un índice de 10 es considerado extremo. El sol produce quemaduras en unos 10 minutos.

A finales de 2065, los niveles de ozono han caído un 67% con respecto a los años 70. La intensidad de la radiación UV es el doble. La exposición al sol produce cáncer de piel y quemaduras en sólo cinco minutos.

Un filtro solar natural

La capa de ozono es el filtro solar natural de la Tierra. Absorbe y bloquea casi toda la radiación ultravioleta procedente del sol, protegiendo así a la vida de radiaciones que dañan el ADN. El gas es creado de forma natural y repuesto a través de una reacción fotoquímica en la alta atmósfera, donde los rayos UV rompen las moléculas de oxígeno (O2) y dejan átomos individuales que se recombinan luego en moléculas de tres átomos (O3). Al ser transportadas por el viento, el ozono va siendo eliminado poco a poco por gases atmosféricos naturales, cerrando un ciclo natural de equilibrio que vuelve a empezar nuevamente.

Sin embargo, los clorofluorocarbonos (CFC), inventados en 1929 como refrigerantes y para los aerosoles, alteran ese equilibrio. Los investigadores descubrieron en los años 79 y 80 que los CFC, aparentemente inocuos en la superficie terrestre, eran reactivos en la estratosfera (entre 10 y 50 kilómetros de altitud), donde se concentra el 90% del ozono del planeta. Allí, las radiaciones UV hacen que los CFC y compuestos similares se rompan en partículas elementales de clorinos y brominos, con capacidad para destruir las moléculas de ozono. Estas sustancias artificiales destructoras del ozono permanecen durante décadas en la estratosfera.

Así fue como en los años 80, las sustancias dañinas para el ozono abrieron un “agujero” sobre la Antártida que duró todo el invierno. Fue el comienzo de la concienciación de los efectos de la actividad humana sobre la atmósfera.

sábado, 24 de noviembre de 2012

El toro de lidia..

El aspecto exterior de un toro de lidia es su carta de presentación, así en los potreros, cuando es señalado para un encierro, como en la plaza, al momento de salir al ruedo. El color de su pelaje, las señas distintivas de su cara y la conformación de su cornamenta prometen buena lidia o anuncian silencios plenos de temor a la muerte.

De la bravura y el trapío

Ha llegado la hora de probar todos los experimentos que el criador ha realizado en el laboratorio de su ganadería. Pese a que existen parámetros para suponer que un toro bien criado responderá bien en el ruedo, es aquí en el único lugar donde se puede estar seguro de que las cosas han sido hechas bien. Suenan los clarines, se abren las puertas de toriles...
Según historiadores, el toro primitivo ibérico desciende del uro salvaje que habitaba en el centro de Europa. Al transcurrir del tiempo el uro se transforma, en la Península Ibérica, en el toro de lidia, al ser domado para el espectáculo de las corridas de toros, cuando un arte singular, la tauromaquia o la ciencia de torear, aparece. Sin embargo, es a partir del siglo XVIII cuando asoman las ganaderías organizadas para la producción del toro de lidia, constituyendo la bravura la característica esencial del toro ibérico.
"Al mejor trapío suele corresponder la mejor bravura", asegura José Antonio Del Moral, en su libro "Cómo ver una corrida de toros", aunque se hace necesario señalar que esta afirmación es un tanto polémica. El diccionario describe al trapío como "aire garboso". Cuando se refiere a los toros de lidia tiene que ver con su presencia. Se dice que un toro tiene trapío cuando su estampa, su planta, su presencia causa respeto independientemente de su tamaño. El toro con trapío debe tener peso acorde con su alzada, carnes justas y musculadas, las propias de un ser atlético; pelo brillante y limpio, fino y bien sentado; morrillo grueso, patas finas, pezuñas redondeadas y pequeñas, cornamenta bien conformada y limpia, cola larga y espesa. Ojos negros, vivaces, sin defectos.

Bravura, instinto de defensa

La bravura, otra característica esencial del ganado de lidia, no fue consustancial al toro en sus orígenes, sino un evento cultural del ser humano, digno de toda admiración, asegura Del Moral. Como fuerza de brutos definen algunos diccionarios la bravura; y como acción de acometer resueltamente y con constancia, otros. A la bravura se le ha considerado como un instinto de defensa provocada por la cólera del toro en el instante de ser molestado, o como miedo o cobardía ante lo desconocido, o como una misteriosa y natural violencia del toro que ataca a cuanto se mueve o le excita.
Una de las características de la bravura es crecerse al castigo, en lugar de huir. El toro verdaderamente bravo, explica el autor español, antes de acometer a su presa, le avisa. Jamás ataca a traición. Se cuadra y se coloca en rectitud ante quien quiere ahuyentarle, le mira fijamente, adelanta las orejas, levanta la cabeza y, a veces, retrocede o avanza a leves pasos antes de arrancarse.
Igualmente, debe embestir con prontitud, con nobleza, sin cabecear, siguiendo con fijeza al objeto que persigue para cornearlo, sin cansarse, aunque nunca logre alcanzar a su enemigo.
Del Moral, en el tratado antes citado, describe al toro de lidia: "Entre todas las criaturas del reino animal no hay ninguno que reúna caracteres tan bellos y a la par misteriosos como el toro bravo. Algunos son agresivos y fieros, otros tienen el encanto de la nobleza y la fidelidad, unos atraen por su fuerza, por la armonía de su estampa o su pelaje, y también los hay majestuosos y altivos."
Solo el toro de lidia es, al mismo tiempo, poderoso, arrogante y armónico, bondadoso y agresivo; algo así "como un guerrero que lleva escrito en sus genes el mensaje de la bravura y tiene una crianza lujosa hasta su madurez, justo el momento en que debe morir".

El origen del toro de lidia: las castas fundacionales

Todas las ganaderías de ganado bravo de Europa y América tienen su raíz en las conocidas como castas fundacionales.
Una suerte de evolución se ha dado en esta especie: algunas de las castas se se han extinguido con el pasar del tiempo, más que nada por sus características físicas, y han dado paso a que la crianza de otras se generalice.

Cinco son las castas fundamentales, coinciden la mayoría de investigadores, en las cuales tienen su raíz todas las demás. Jorge Laverón, en su libro "Historia del Toreo", recoge las principales características de cada una:

JIJONA. Fundada por José Sánchez Jijón. Tuvo sus asentamientos en la provincia de Ciudad Real (Villa Rubio de los Ojos), a orillas del río Guadiana, y en Madrid, en Colmenar Viejo y en la ribera del río Jorama.

CABRERA.
 Es de origen andaluz, una creación de Rafael José Cabrera. Dio origen a las ganaderías más legendarias de la historia: los Miura. Los herederos de Cabrera, enajenaron la ganadería a Juan Miura, el 4 de noviembre de 1852. El toro de Cabrera era de gran alzada y bravura, de constitución agalgada, de gran poder y dureza de patas. De variadísima capa; iba desde la negra, cárdena, "colorá", hasta la jabonera.

VAZQUEÑA.
 Fue fundada por don Gregorio Vázquez. Con estos toros, Fernando VII funda una ganadería a nombre de su cuarta esposa, María Cristina de Nápoles. Fue vendida luego al Conde de Veragua. Estos toros son de tamaño medio, tienen una gran variedad de capas: zardos, jaboneros, negros, cárdenos y castaños. De esta casta procede la Real Vacada de Portugal.

VISTAHERMOSA.
 Es preponderante en la actualidad. El fundador de esta ganadería fue Don Pedro Luis de Ulloa, primer conde de Vistahermosa, en la mitad del siglo XVIII. Está considerada como el prototipo del toro de lidia. Este encaste, después de más de dos siglos de existencia, ha renovado con su sangre, casi la totalidad de las ganaderías españolas y americanas, y por su puesto, las ecuatorianas. Es de talla mediana, de constitución robusta, de cabeza pequeña y cola y patas finas. Su conjunto es armonioso y extremadamente bello. En el pelaje abunda el negro, el cárdeno y el castaño. Descendiente de esta casta es la ganadería Ibarra, la cual, a principios de siglo, se dividió en Parladé y Santa Coloma. Parladé se divide en Juan Pedro Domecq y Conde de la Corte. De Juan Pedro Domecq se originan alrededor de 80 ganaderías y del Conde la Corte se derivan 20 ganaderías más. Del brazo de Santa Coloma se derivan cuatro castas: Victorino Martín, Celestino Cuadri, Lorenzo Fraile y Joaquín Buendía. De este último se derivan a su vez 30 ganaderías más.

NAVARRA. Se criaban en las Bárdenas Reales. Se distinguen por su pequeña talla, de mucha cabeza, ligero, nervioso, bravo, de embestida incansable. Su pelaje de color castaño, retinto, colorado y negro. Los fundadores fueron Don Francisco Gündulain, de Tudela y Don Joaquín Zalduendo, de Caparroso.

Toros criollos: los primeros años

El toro bravo guardo sus características por siglos. En la primera mitad del siglo XX se crean las ganaderías de crianza del conocido como toro criollo, los que se lidiaron en las plazas de Quito hasta los setenta
.
Los primeras noticias de ganado bravo en tierra ecuatoriana se encuentran en las crónicas del siglo XVII, cuando los religiosos jesuitas, mercedarios y dominicos trajeron ganado bravo a América para guardianes del ganado manso y de los cultivos. No es extraño, por esto, que la tradición nos cuente que los primeros toreros fueron los indios que debieron rápidamente aprender a sortear los bravos celadores.
Los primeros toros que arribaron fueron de la casta navarra, una de las cinco castas fundacionales españolas. El siglo XVIII y XIX están cargados de narraciones de toros de pueblo y festivales que eran organizados para la celebración de algún hecho especial o aniversario y que duraban días y hasta semanas. De la última parte de la época colonial incluso se sabe que la Plaza Grande se cerraba para los festejos taurinos.
Ya en la primera mitad del siglo XX nacen haciendas de cría de ganado bravo criollo que había guardado sus características por siglos enteros. El Pedregal, Chalupas, Antisana, Pullurima y Yanahurco llenaron con sus ejemplares las tradicionales plazas de la ciudadela Larrea, Guangacalle y alegraron las inolvidables tardes de la Belmonte y la Arenas. Es en los años cincuenta cuando Don Luis de Ascázubi trae dos sementales de la ganadería de María Teresa Oliveira para sus vacas de la legendaria hacienda Guachalá, en Cayambe, y forma la ganadería Santa Mónica.
En los mismos años Lorenzo Tous, un español afincado en Guayaquil trae vacas y sementales de Pinto Barreiro (de la casta Parladé) y forma la ganadería Chisinche, en Machachi, con ayuda del matador zamorano afincado en el país, Félix Rodríguez. Cuando se va a vivir a Colombia se lleva el ganado y lo que queda va a parar a las manos de José María Plaza, Rumiquincha y los hermanos Cobo de la ganadería Huagrahuasi.
En 1960 Arturo Gangotena trae sementales mexicanos para las vacas criollas de su hacienda Pedregal Tambo en Machachi. En la misma época, Ramiro Campuzano compra vacas Santa Mónica (hacienda Guachalá) y sementales mexicanos para formar la ganadería Atocha. Una nueva etapa de la fiesta brava había comenzado en 1960, con la inauguración de la Monumental Plaza de Toros Quito.


Sangre renovada para los ruedos de Quito

Los toros criollos de las primeras décadas de este siglo fueron remplazados por toros importados de España y México. Coincide la época con la inauguración de la Plaza Monumental Quito.
En la década de los ochenta poco se renovó la sangre de las ganaderías ecuatorianas.

En 1970 empezaron a realizarse importaciones de corridas españolas para las plazas de Quito y Ambato. Los ejemplares indultados, unos por méritos y otros con anticipación, dan paso a la formación de nuevas ganaderías como Atillo y Puchalitola y a que las ya existentes como Charrón y Huagrahuasi refresquen la sangre.
En 1978 la Junta Militar autoriza la importación de reses españolas, lo que permite, a decir de muchos, dar un salto extraordinario en la crianza de ganado bravo en el país. Los aficionados empezaron a ver ganado de pura procedencia, de padre y madre españoles, en los ruedos ecuatorianos.
Desde la inauguración de la Monumental Quito, en 1960, hasta aproximadamente 1981, se habían lidiado toros de media casta importados de España, México y Colombia. La primera mitad del siglo y las tradicionales plazas quiteñas, únicamente ganado criollo.
El 20 de julio de 1978 llega un avión de erales y sementales de Juan Pedro Domecq para los hermanos Cobo Sevilla y el general Guillerno Durán Arcentales. Le siguen otras importaciones: de Baltasar Ibán para la ganadería Santa Rosa de Saúl Montenegro; de Atanasio Fernández para los hermanos Barona, de Atillo; de Osborne para Atocha y El Arriero; y Camacho para Charrón y Puchalitola. Dos sementales de Santa Coloma y Baltazar Ibán llegaron más adelante para Corinto y Oro.
Cerca de veinte años transcurren hasta que se realiza otra importación de ganado español. En 1997, llegan reses de Joaquín Buendía (Santa Coloma) y Garcigrande (Juan Pedro Domecq) a la hacienda Peñas Blancas de Cristóbal Roldán y vacas y sementales de El Torreón (Juan Pedro Domecq) para la ganadería Mirafuente de los hermanos Salazar.
Ambas ganaderías cierran el siglo con encierros españoles para la Feria de Quito.