martes, 4 de septiembre de 2012

una ventana a lo desconocido..los sueños

Los sueños nunca dejan de sorprendernos. En 2006, Joan C. tuvo uno muy extraño. Se encontraba de vacaciones con su mujer, en Perú, y habían hecho una parada en Cuzco.Era 16 de octubre, y se alojaron en un hotel del casco histórico. Joan recuerda que sobre las 3:15 de la madrugada se despertó sobresaltado a causa de un sueño. «Estaba tumbado en la cama –nos explicó–, y en la misma habitación en la que realmente nos encontrábamos, aunque sin muebles y con las paredes muy blancas, como emitiendo brillo propio. Vi que se me acercaba un hombre. Lo hacía desde donde estaba la puerta de la habitación, aunque no lo vi entrar. Lo único que recuerdo de él es su cara, que me era desconocida, muy demacrada, aunque intentaba sonreír». Aquel hombre se le acercó despacio y, cuando lo tuvo ya muy cerca, experimentó una extraña sensación de miedo; intentó poner las manos para evitar que se acercara más, y se despertó gritando. Su mujer, que todavía no había conseguido dormirse, intentó calmarle, pero aún así tardó más de diez minutos en tomar consciencia de la realidad. Y cuando lo hizo, tenía la sensación de que aquella persona había estado allí de verdad. Joan no volvió a dormirse y menos aún cuando, un rato después y ya plenamente consciente, oyó unos pasos muy cerca, que hicieron crujir el parqué de madera, a pesar de que nadie estaba caminando por él… Al regresar del viaje, contó lo que le había pasado esa noche y una de sus hijas se quedó sorprendida, pues mientras estuvieron fuera, ella había tenido un sueño muy similar.  En él, se le acercaba un hombre y cuando lo tenía muy cerca empezó a tener miedo y se despertó sobresaltada. Eran las 3:15 de la madrugada, tardó un buen rato en tomar consciencia y esa noche no pudo dormir.  Nunca antes había tenido un sueño de este tipo, y le pareció que iba más allá de una simple pesadilla. Dado que ella no recuerda con seguridad cuándo tuvo este sueño, no sabemos si fue el mismo día que Joan tuvo el suyo pero, aunque así fuera, la diferencia horaria impide que ambos transcurrieran al mismo tiempo. Sin embargo, la casualidad tampoco parece probable. ¿Qué ocurrió entonces?      Los especialistas dividen los sueños paranormales en tres tipos: premonitorios, telepáticos y clarividentes. Cuando se experimenta algún tipo de sueño paranormal, el «soñador» suele saberlo. Muchas de las personas que han podido tener este tipo de sueños aseguran que son «distintos», aunque no saben decir por qué lo son ni por qué tienen esa sensación. A veces resulta complicado saber en qué apartado incluir un sueño paranormal dentro de esta catalogación. Por ejemplo, ¿dónde incluimos los sueños de Joan y su hija? Joan tuvo también otro sueño catalogable como «premonitorio». Una noche, hace años y días antes del sorteo de la lotería de Navidad, soñó que los reyes de España visitaban un pueblo que él conocía bien. Esa misma noche, tuvo otra experiencia onírica en la que varias cabezas de animales bajaban por un río. Joan interpretó ese sueño como una premonición relacionada con el número ganador en el sorteo de Navidad y compró varios números en el pueblo de su sueño, donde además se dijo que el príncipe iba a ir a cazar. Cuando se celebró el sorteo comprobó que no había ganado nada, pero se sorprendió al saber que gran parte del gordo cayó en los décimos vendidos por los trabajadores de un matadero, lugar que relacionó con las cabezas de los animales que había soñado.   Lo más curioso fue que el matadero estaba en una plaza llamada «del Rey». En el sueño de la lotería, podemos hablar de una mala interpretación de los hechos que iban a ocurrir, pero hay otras ocasiones en las que no es necesario interpretar demasiado lo soñado. Esto suele ocurrir con sueños premonitorios trágicos. Uno de los más impactantes que hemos conocido es el que tuvo una joven a la que llamaremos Sonia. Una noche, hace unos 10 años, Sonia soñó lo siguiente: «Una amiga mía, Judith, iba en moto por la carretera y tenía un accidente, muriendo en el acto». Al despertarse, Sonia se acordó de todos los detalles. Aún en la cama, lo recordó con angustia e incluso fue capaz de recordar el tramo de carretera que había visto, pues estaba muy cerca de su casa. En ese momento su hermano entró en la habitación y le dijo que Judith había muerto en un accidente. El suceso tuvo lugar a un kilómetro del tramo con el que soñó Sonia. En otros casos, los sueños parecen mostrar situaciones que están ocurriendo en ese instante en lugares lejanos.  Hakila Ifzal, una joven de Zaragoza, estaba durmiendo en su casa cuando soñó con un amigo suyo. «Al despertar tuve la sensación de que no había sido un sueño normal», nos explicó. Para comprobar si durante el sueño había pasado algo extraño, llamó a su amigo y le preguntó si estaba en su habitación, sentado sobre la cama y con determinada ropa. Él se quedó perplejo, porque la descripción de Hakila fue exacta. Todo parece indicar que algunas personas son más propensas a experimentar este tipo de sueños, y que quienes los sufren suelen tener más de uno. Este es el caso de Hakila, que también nos relató otra de sus experiencias oníricas: «Pude ver a mi novio en su habitación, aunque yo nunca había estado allí. Al despertar le llamé y le conté lo que había visto y me confirmó que eso era exactamente lo que había en su habitación». UNA MOTO DE pesadilla Otra persona con la que hablamos recientemente, Ricardo, ha tenido algún sueño en el que se ha visto en otros planetas; sin embargo, el episodio más espectacular que ha vivido puede clasificarse como premonitorio. Una noche, hace unos 20 años, soñó que se encontraba en el taller mecánico donde había comprado su primer ciclomotor.   Allí bajaba al sótano y veía una potente moto de color negro y violeta que estaba accidentada. En el sueño y aunque él no tenía ninguna moto de esas características, Ricardo reconoció el vehículo como suyo. Cuando despertó quedó extrañado, porque la sensación de que esa moto era suya había sido muy fuerte. Con el paso de los años, Ricardo vendió su ciclomotor y se fue comprando varias motos, hasta que decidió comprarse una de gran cilindrada. En el taller donde compró su primer ciclomotor –y que había sido escenario del sueño–, compró una moto de segunda mano: una Kawasaki negra y violeta. Sin embargo, no recordó su sueño. Poco después, Ricardo sufrió un accidente. El golpe fue tan fuerte que despertó un mes después. Cuando regresó a casa, fue a buscar su moto, que estaba en el taller donde la había comprado. Fue entonces cuando recordó el sueño que había tenido años antes. Pese a historias como ésta, no es habitual que un sueño premonitorio se produzca con años de antelación. Lo normal es que, a lo sumo, se anticipe unos días. Esto le ha ocurrido también a Hakila Ifzal en varias ocasiones. En una de ellas, pudo ver un pueblo en el que había un remolque, un cañón y, al lado, un soldado con un fusil: «Yo lo veía como si estuviera allí. Frente a mí había una mujer llorando; llevaba un jersey blanco y melena negra hasta los hombros. Me suplicaba ayuda, pues la iban a matar. Un soldado se acercó a ella, le puso el fusil en la cabeza y disparó. A las semanas vi a esa misma mujer en Zaragoza y vestía igual que en el sueño. Mi madre también la vio». LA VIUDA NEGRA En otra ocasión, Hakila soñó con un suceso trágico que se cumplió: «Estaba dentro de un colegio, sentada en un pupitre. Había gente conocida a mi alrededor y vi a varios niños jugando con su profesora. De pronto todo se derrumbó; los pequeños gritaban y lloraban y me di cuenta de que tenían acento italiano. Días después, en televisión informaron del derrumbamiento de un colegio en Italia. Mi madre fue testigo de nuevo, pues cuando tuve el sueño se lo conté». El suceso al que se refiere Hakila fue un seísmo ocurrido en octubre de 2002 en el pueblo italiano de San Giuliano di Puglia. La escuela se vino abajo y murieron 20 personas, la mayoría niños. Sueños de este tipo dejan de piedra a quienes los tienen. Eso le ocurrió a Silverio Méndez, minero de Río Turbio (Argentina), cuando soñó con la «Viuda Negra». En este pueblo minero de la Patagonia existe una leyenda que asegura que, años atrás, hubo un derrumbe en la mina en el cual murieron varios mineros. La mujer de uno de ellos, desesperada, quiso entrar para encontrar a su marido, pero allí encontró la muerte. Desde entonces, el fantasma de esa joven –conocido como la «Viuda Negra»– se aparece por la mina, y quien lo ve sabe que pronto morirá alguien. Silverio, como tantos otros antes que él, vio a la Viuda, pero lo que más le impactó fue soñar con ella varias veces, algo que interpretó como una premonición de su propia muerte. Por eso, la noche del 14 de junio de 2004, después del último sueño, no quiso ir al trabajo, pero carecía de justificación para no hacerlo y al final se resignó a fichar como cada día. A las diez y media, un chispazo en una cinta trasportadora provocó un incendio. El fuego se extendió rápidamente y catorce mineros murieron. Entre ellos estaba Silverio, un hombre que a pesar de entrever su trágico destino en un sueño, no pudo hacer nada para cambiarlo.Investigaciones recientes sobre el mundo onírico cuestionan las teorías aún vigentes sobre la finalidad de los sueños. ¿Tiene sentido interpretarlos? ¿Poseen su propia realidad o son un eco alucinatorio de nuestro estado de vigilia? ¿Clarifican el pasado o, tal vez, anticipan el mañana? La ciencia moderna está tratando de responder a éstas y a otras cuestiones en los laboratorios de prestigiosas universidades, donde el acto de dormir y sus implicaciones se han convertido en apasionante objeto de estudio.
                                      

Estoy con mi amiga Kika en una fiesta infantil. Me siento hambrienta y cojo dos de mis postres favoritos: tarta de queso con fresas y mousse de chocolate. La tarta de queso está riquísima, sobre todo con fresas. Felicito a la cocinera y le pido le receta. Kika me trae un chocolate caliente, espeso y delicioso. Me siento tentada de ir a por otro trozo de pastel». Este sueño gustativo, descrito por una mujer de 34 años, pone de manifiesto que, aunque no sea muy habitual, muchas personas tienen experiencias oníricas en las que sienten una intensificación de los sentidos, ya sea la vista, el tacto, el gusto, el olfato o el oído.

Sin embargo, hasta hace solo una década, eran escasos los estudios sobre los diferentes modos sensoriales en los sueños. En 1998, tras analizar 3.372 informes de esta clase, el neurólogo Antonio L. Zadra y sus compañeros del Laboratorio del Sueño en el Hospital del Sagrado Corazón (Universidad de Montreal, Canadá) comprobaron que aproximadamente el 33% de los hombres y el 40% de las mujeres recordaban haber experimentado sensaciones auditivas, olfativas o gustativas en sus sueños. Las olfativas, en concreto, eran significativamente más frecuentes en las mujeres. «Tales distinciones podrían reflejar una diferencia fundamental en los procesos del sueño de ambos sexos, pero más importante si cabe es el hecho de que las modalidades de gusto y olfato se manifiesten en las experiencias oníricas: son una indicación de las capacidades figurativas del sueño», explica Zadra…

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